Terminología y coherencia: dos elementos inseparables

Silvia Cerrella Bauer 28 jul. 2014 Tiempo de lectura: 3 minutos
La gestión de la terminología es una práctica recomendada bien establecida y garantiza la coherencia en la calidad de las traducciones.
Muchas encuestas a clientes corporativos sobre la traducción muestran continuamente que uno de los principales retos de la traducción y la comunicación técnica consiste, en términos generales, en reducir o evitar las incoherencias. El objetivo de este blog es destacar el impacto de la coherencia en las comunicaciones de carácter técnico y su traducción, y cómo la gestión de terminología puede contribuir de forma eficaz a lograr y mantener la coherencia en todo el contenido corporativo.
 
 
Definición de coherencia
 
Según el diccionario en línea de Oxford, la palabra «coherencia» proviene de la palabra «consistentia» del latín tardío e indica la permanencia de la forma. Además, el diccionario proporciona la siguiente definición: «La calidad de lograr un nivel de rendimiento que no varía mucho en calidad con el tiempo».
 
De hecho, entre los diversos objetivos que se deben alcanzar con la gestión de terminología, la búsqueda de la coherencia suele estar entre los primeros. La gestión de terminología como proceso empresarial se vincula estrechamente con la noción de mantener un nivel mínimo y constante de calidad del contenido durante un largo periodo de tiempo: cuanto más tiempo, mejor.
 
 
Errores de coherencia
 
En lo que respecta al término «coherencia», existen básicamente tres tipos de errores que pueden producirse en los documentos técnicos (K. J. Dunne, 2007):
 
  1. terminología incorrecta (por ejemplo, cuando se utilizan términos incorrectos para designar un concepto determinado),
  2. terminología incoherente (por ejemplo, cuando se utilizan términos diferentes para referirse al mismo concepto), y
  3. terminología ambigua (por ejemplo, cuando se utiliza un mismo término para designar más de un concepto).
 
Los dos primeros errores suelen encontrarse en el contenido del idioma de origen. El tercero puede encontrarse, por lo general, en el contenido del idioma de origen y del idioma de destino. De todos estos errores, la incoherencia es, con diferencia, el error más frecuente (ver encuesta sobre gestión de terminología de Schmid, K.-D. y D. Straub, 2010).
 
 
La necesidad de la coherencia en la redacción y traducción técnicas
 
Recuerdo haber dado una charla en la Universidad de Ottawa (Canadá) sobre los beneficios de la gestión profesional de la terminología a un grupo de lingüistas informáticos en 2011. Un profesor que asistió a mi charla argumentó que los seres humanos son, por naturaleza, «creativos» y les gusta aprovechar la riqueza del lenguaje para definir y razonar diferentes asuntos, así como expresarse de diferentes maneras para decir lo mismo. ¿Cómo era posible que se abogara por la coherencia, a pesar de que dificulta la creatividad? Tenía razón, hasta cierto punto. Ser creativo y utilizar sinónimos es algo bueno, incluso deseable, para algunos tipos de textos. Esto se aplica, por ejemplo, a la literatura y, en entornos comerciales, al contenido con fines de marketing y publicidad, cuando se trata de crear publicaciones únicas. En este último caso, tampoco se puede descuidar la coherencia, al menos en lo que respecta a los términos corporativos clave.
 
Sin embargo, para el contenido técnico en los idiomas de origen y de destino pertinentes, la coherencia es imprescindible.
 
  • En primer lugar, porque ahorra tiempo y dinero al facilitar la tarea de redactar y traducir: una vez que se encuentra una solución para un término o expresión (o frase), no hay necesidad de «reinventar la rueda» al crear nuevos contenidos técnicos/traducidos (requisitos económicos y de eficiencia).
  • En segundo lugar, porque los usuarios de la documentación pertinente tienen que ser capaces de comprender el contenido encontrando en él designaciones inequívocas para determinados conceptos, con el fin de evitar malentendidos que podrían dar lugar a riesgos más o menos graves para el fabricante (requisitos relacionados con la usabilidad y la responsabilidad).
  • Por último, porque los propietarios del contenido (por ejemplo, los clientes corporativos) quieren que los destinatarios del contenido los diferencien claramente por medio de su vocabulario corporativo específico (requisitos relacionados con la marca y la identidad corporativa).
 
Dicho esto, también hay que señalar que la coherencia (aunque sea un requisito) no es la panacea en el sentido de que un documento no es necesariamente un «producto de alta calidad» solo porque sea coherente. En última instancia, la gestión de terminología es un proceso metódico superior en el que se incluye la coherencia. El primero aplica métodos y principios profesionales (rigurosamente conformes con las normas del sector) para garantizar la coherencia «correcta» (en relación con los requisitos específicos) en todo momento.
 
 
Coherencia de contenidos
 
Lograr la coherencia del contenido significa que se deben tomar decisiones en lo que respecta a lo siguiente:
 
  • Los términos que se van a asignar a determinados conceptos relacionados con la empresa (como nombres de productos y servicios, partes de productos, etc.) y campos temáticos, y para qué idiomas de destino (obviamente, el idioma de origen será objeto de la decisión).
  • Las reglas que se deben aplicar a los términos acuñados (con reglas específicas para cada idioma) y a la elección de términos equivalentes en los idiomas de destino (criterios como requisitos internos, frecuencia de uso, normas, etc.).
  • Los datos que, aparte de los propios términos y sus equivalentes, deben formar parte de los registros de un solo término (o «entradas terminológicas») y los requisitos mínimos que deben cumplir para que se consideren válidos (corrección, coherencia de los datos, estado, etc.).
 
De un modo u otro, se debe garantizar la recuperación de los términos «correctos» en el momento «oportuno». Para ello, los términos deben capturarse sistemáticamente y someterse a un proceso de revisión que puede ser muy simple o muy completo, dependiendo del escenario subyacente. Se creará y desarrollará continuamente un repositorio de este vocabulario, una «colección terminológica», a menudo en los denominados «sistemas de gestión de terminología».
 
 
Coherencia del proceso
 
Lograr la coherencia del proceso significa decidir:
 
  • Cómo se formularán y priorizarán los objetivos terminológicos (cuantitativos y cualitativos).
  • Cómo se validarán y actualizarán los datos terminológicos (en qué intervalos de tiempo y por quién).
  • Cuántas personas con determinadas habilidades deben participar en la gestión terminológica y en qué fases (por ejemplo, definición de funciones, tareas y flujos de trabajo para un equipo terminológico «básico» y cualquier otro especialista en la materia que participe de forma regular o en un momento específico).
 
Después, el equipo en cuestión se equipará con herramientas, como unas «directrices para la gestión de terminología»; en otras palabras, un documento que describa el ciclo de vida de una entrada de término desde el registro hasta la aprobación, así como las etapas de procesamiento pertinentes. Puede incluir listas de comprobación, información sobre el alcance de las categorías de datos pertinentes y sobre las competencias de cada miembro del equipo que participa en el proceso, etc.
 
 
El desafío más importante y con frecuencia desatendido: aplicar la coherencia
 
Para garantizar la coherencia de forma sostenible, todas las partes implicadas tienen que percibirla como algo de lo que no se puede prescindir y a lo que se quiere contribuir. Es más fácil decirlo que hacerlo.
 
Aquí es donde entra en juego un buen gestor de terminología, que también es «coherente» en cuanto a su fiabilidad y acciones, y capaz de motivar a su equipo y a las partes interesadas en la gestión de terminología y la importancia de la coherencia de los contenidos. El gestor de terminología tendrá que proporcionar pruebas de ello, recopilando ejemplos concretos en los que los intentos de lograr la coherencia han fracasado y cuáles han sido las consecuencias. Y, al contrario, informar sobre casos de éxito en los que la coherencia terminológica ha supuesto una reducción de costes en la producción de documentos de texto, ha acortado los plazos de publicación de documentos clave o ha ayudado a aumentar la satisfacción del cliente. Esperamos que estos consejos te ayuden a empezar.
 
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Silvia Cerrella Bauer
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Silvia Cerrella Bauer

Owner and Project Manager of CB Multilingual
Silvia Cerrella Bauer is the Owner and Project Manager of CB Multilingual, a company providing high-end multilingual communications solutions based in the Zurich region. Before starting CB Multilingual, Silvia served in a number of language and terminology management roles for Swiss Post, euroscript and SIS SegaInterSettle, in Switzerland.
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